Al trastorno ADHD se le conocía anteriormente como Síndrome de Déficit de Atención, o ADD. En 1994, se le adjudicó una nueva denominación, y fue dividido en tres categorías, o subtipos, cada una con su tipo de comportamiento característico:
1. De tipo inatento, cuyos signos incluyen:
- Incapacidad de prestar atención a los detalles o una tendencia a cometer errores en la escuela o en otras situaciones simplemente por descuidos
- Dificultad en prestar atención de forma continua durante tareas o actividades de juego
- Problemas aparentes de audición
- Dificultad siguiendo instrucciones
- Problemas relacionados con las actividades de organización
- Tendencia a evitar las actividades que requieran esfuerzo mental
- Tendencia a perder objetos como juguetes, cuadernos o deberes escolares
- Distracción
- Olvido de las actividades diarias
2. De tipo hiperactivo-impulsivo, con síntomas que incluyen:
- Intranquilidad o gestos corporales que denotan timidez
- Dificultad en permanecer sentado
- Correr o escalar de forma excesiva
- Dificultad para jugar de forma tranquila
- Sensación de estar siempre "deprisa"
- Hablar en exceso
- Responder impulsivamente a preguntas sin escuchar previamente el contenido de estas
- Dificultad al esperar por un turno o al esperar en una fila
- Tendencia a interrumpir o entrometerse
3. De tipo combinado, el cual incluye una combinación de los tipos anteriores y es el más común
A pesar de que puede ser retador criar a niños(as) con ADHD, es importante recordar que los niños que padecen este síndrome no son "malos" o "están actuando," y no se debe pensar que están comportándose de esa forma a propósito. Los niños(as) diagnosticados con ADHD tienen dificultad controlando su comportamiento sin medicamentos o terapia del comportamiento.
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